¿Qué es el subjetivismo?

Las diferentes formas de subjetivismo y la concepción de la moral

Maison aux escaliers de M.C. Escher
Maison aux escaliers de M.C. Escher. United States public domain

El subjetivismo es toda aquella tendencia que en filosofía valore al sujeto observador como lo fundamental en cualquier proceso de pensamiento y haga depender de él, en mayor o menor medida, la ontología -el ser- de las cosas.

Dentro de una definición por opuestos puede decirse también que el subjetivismo es lo contrario del objetivismo, si el objetivismo entiende que las cosas son externamente validas o reales por sí mismas con independencia del observador o su experiencia el subjetivismo niega esto.

Formas de subjetivismo

Un subjetivismo “débil” -en el sentido de no radical- puede entender que existan las cosas externamente al sujeto pero, en cualquier caso, hasta que no son percibidas por experimentadas por éste no pueden ser conocidas o existentes en la práctica.

Un subjetivismo “fuerte” -radical- dirá que las cosas carecen de realidad externa al sujeto, que incluso existen externamente no existen hasta que no solo son observadas sino categorizadas, definidas y nombradas por el sujeto -eso haría depender también la existencia de algo del lenguaje-, por lo cual, tengan ontología propia o no para el observador no tendrá ontología hasta el momento en que éste se la de -en la práctica es el sujeto quién le da validez y existencia a esa ontología, que será la que el define-.

La forma más extrema de subjetivismo es el solipsismo, el cual postulará directamente que nada existe hasta que es conocido y experimentado por el sujeto, y que es éste quién al hacer eso crea las cosas en sí -o, cuando menos, que confirma su existencia, dicho de otra manera, nada existe hasta que es comprobado por el sujeto que existe-. Con lo cual el solipsismo viene a decir que lo único que existe realmente es el propio yo -del sujeto-, obviamente, desde este punto de vista cada “yo” -cada sujeto- solo tendrá constancia de la real existencia de sí mismo, ni siquiera será valida teóricamente la existencia de otras personas por sí mismas.

En cierta medida se entiende que, nuevamente, en la práctica cobran realidad solo por la experiencia personal e intransferible del sujeto. Esto tendría conexión con la idea de “qualia” -que son cada una de las vivencias del sujeto, solo que el concepto de qualia no entra a valorar el otorgamiento o no de ontologías a través de eso, solo entra a valorar la singularidad intrínseca de la experiencia de cada individuo-.

A partir de lo anterior se entiende que el subjetivismo niega también la validez de universales, porque nada hay que pueda ser externo al sujeto -al menos para el propio observador-, siendo éste no solo parte constitutiva de las cosas sino la parte que las genera, que las constituye.

Subjetivismo y moral

Será el sujeto también el elemento fundamental a la hora de formar valores, principios, definiciones o verdades. Cosas que jamás serán absolutas pues dependerán no de sí mismas sino del sujeto que las forma -de su individualidad y de su psique-.

Así, cosas como la moralidad, se formará por la acción subjetiva. Ahora bien, eso no significa que cada individuo cree una moral particular y tenga la total libertad de aplicarla particularmente -eso solo sería posible en el extremo caso de alguien completamente aislado-, porque la convivencia y la interacción social lo impiden. La moral sería y será subjetiva dentro del subjetivismo porque surgirá de las reglas establecidas para garantizar la convivencia en sociedad, la convivencia e interacción del grupo -sea una sociedad compleja o una pequeña comunidad-, por lo cual se establece por consenso, consenso que se reflejará en lo que se considerará la “costumbre” -que será las reglas de comportamiento tácitamente admitidas- y que, a su vez, derivará en instrumentos más complejos como son las leyes.

La moralidad, así, sería social y subjetiva, creada por el acuerdo o convención que forma la costumbre -de hecho, la palabra “moral” viene del latín “moralis” que, a su vez, deriva del latín “mores” o “mos” que significa “costumbre”-. Es decir, devendría en una creación humana y no externa a ningún agente no humano -sea una deidad, sea la naturaleza o sea cualquier otra cosa ajena a la humanidad-.

Subjetivismo ético o moral

Solo una variante moral solipsista del subjetivismo podría hacer depender las actitudes morales estrictamente e individualmente de cada sujeto, negando las interacciones producidas por la convivencia en sociedad en la generación de una moral particular -e incluso individual-.

Tal variante postulará que cosas como el “mal” o el “bien” lo define de manera individual cada sujeto -como si fuese inmune al entorno que le rodea-, ese sujeto, con independencia incluso de la costumbre o de la moral social dentro de la que viva, decidirá lo que es “bueno” o “malo” a partir de sus consideraciones sinceras al respecto. Por lo cual solo tendrá para él validez moral las mismas y, por lo cual, solo será él quién genere patrones morales que, además, dado que son asumidos sinceramente, no estarán equivocados para el sujeto generador de los mismos.

Esto se refleja en filosofía en el llamado subjetivismo ético, a veces también llamado subjetivismo moral, que no debe confundirse con una moral subjetivista o subjetiva, dado que el. subjetivismo ético o moral hace depender a ésta de criterios o valores puramente personales, mientras que una moral subjetivista solo la hace depender de criterios subjetivos, que perfectamente pueden ser sociales o grupales, no necesariamente individuales.David Hume será el filósofo que represente el comienzo serio de la formulación de esta postura, si bien él no la asumirá plenamente como idea subjetiva, al menos no un estricto individualismo solipsista.

Subjetivismo y relativismo

Lo subjetivista suele ser relativista, pero no son necesariamente las mismas posturas la del subjetivismo que las del relativismo. Al menos en la medida que el relativismo no negará necesariamente la existencia de factores externos al sujeto en cuanto yo cognoscente.

El relativismo, esencialmente, es cualquier cosa que niega o duda ampliamente de la existencia de absolutos, no tiene porqué rechazar la validez del objeto externo ni de lo objetivo. Cosa que, por ejemplo, no hace el “relativismo objetivista”, todo lo contrario, postula la objetividad real y cierta a todas las perspectivas que la percepción pueda otorgar a un objeto, lo único que dirá es que ninguna de ellas es “verdaderamente objetiva” -son validas pero no hay tan solo una valida o verdadera-.

A su vez, el subjetivismo, tampoco negará necesariamente la idea de absoluto -por ejemplo, en un solipsismo extremo, cada cosa puede ser un absoluto definido y generado por el sujeto- lo que negará necesariamente es la idea de objetividad y de la existencia de lo externo-o al menos posibilidad de su conocimiento en cuanto externo, en cuanto a su esencia en sí caso de que la tuviese-.