¿Qué es el placer?

Definiciones y reflexiones sobre el placer

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Detalle de El Jardín de las Delicias. Public domain in the United States

El término placer se contrapone normalmente al de dolor, se trata en parte de una definición de cosas por oposición.

En filosofía las reflexiones sobre la cuestión del placer se suelen enfocar a partir de consideraciones éticas. El enfoque ético de estos escritos tiene algún inconveniente, dado que su naturaleza ligada a la moral y la moralidad, a lo bueno y a lo malo, ha impedido a menudo una precisión analítica y psicológica.

Esto ha sido así porque al ligarlo al bien y al mal se generan posiciones polémicas y antitéticas que dificultan delimitar no sólo que es el placer sino cual es su naturaleza.

Definición de placer

Baruch Spinoza ha sido uno de los filósofos que más se han esforzado en racionalizar y definir desde esa perspectiva lo que es el placer y su naturaleza. Para él el concepto de placer es “un sentimiento del paso de cierto estado de perfección a otro más elevado”, mientras que el dolor sería un proceso inverso. Claramente Spinoza apuesta a que la idea de placer se ha de ligar con lo “bueno”.

En esa concepción, el placer puede aparecer como bien moral supremo, siendo fruto de la acción voluntaria o apareciendo como acompañante necesario del logro del bien moral. Aunque el placer no es el logro del bien en sí mismo, tan solo aparece junto a él.

La idea de Spinoza está ligada al empirismo e incluso a una elección empírica de la moral, como señalará Kant. El objeto bueno que es deseado determina la voluntad, pero la determina porque el bien moral es promesa de placer. Eso ligaría lo moral a lo subjetivo -a lo que se considera que lleva al placer-.

La búsqueda voluntaria de lo bueno se convertiría así en un medio para alcanzar lo placentero. En consecuencia, desde ese punto de vista la elección moral no es “altruista” sino pragmática. Es lo empírico lo que define lo placentero y, por tanto, lo bueno

El placer como bien

La definición de Spinoza sitúa al placer ligado al bien, le da una connotación moral positiva. Antes que él se definen en el mismo sentido aunque con notables variantes los filósofos cirenaicos hedonistas y los epicúreos.

Para los cirenaicos la definición de la sensación de placer es la del movimiento sereno del cuerpo, por el contrario el dolor es el movimiento desordenado del mismo. Hay que decir que para la filosofía griega el concepto de “movimiento” no es el de movimiento físico sino el de un cambio de estado en algo o alguien.

La filosofía será para ellos, por tanto, la que se ocupará de elegir y medir el placer. Así, Anicerís valoro por encima del placer sensual el que resulta de la amistad, la vida familiar o el ejercicio de la política. Sin embargo, Hegesís, da el contrapunto pesimista a la cuestión del placer, al decir que todo placer va acompañado tarde o temprano de dolor -esencialmente por la pérdida de lo que era placentero-.

Los hedonistas cirenaicos tienen una concepción del placer decididamente como algo “bueno”, su objetivo es el logro de la felicidad que prácticamente identifican con el placer, por ello también se centran en la desaparición del dolor de la angustia, el evitarlos en todo lo posible.

Los epicúreos buscarán también el placer, aunque de una manera más racional y sistemática que los hedonistas, por tanto, también, menos extrema.

Para el epicureísmo el placer es el medio para acercar la felicidad, pero la felicidad tampoco es su fin, sino, a su vez, el medio para lograr la “ataraxia” o “imperturbabilidad” que se considera el estado de ánimo ideal que permite no sentirse afectado por nada, incluyendo el dolor y la angustia.

No obstante, el epicureísmo, aunque se centra como el hedonismo en evitar o suprimir el dolor -físico o emocional-, va más allá del hedonismo, busca la “ataraxia” como objetivo supremo. Pero pretende lograrla no tanto porque no perturbe nada sino evitando toda elemento que pueda perturbar, como el temor y el dolor, por ello fomenta los placeres sencillos, mesurados y equilibrados. Es una cuestión de pragmatismo, esos placeres serán más fáciles de lograr y más difíciles de perder.

El placer en el epicureísmo no se entiende como un placer material, sino más bien como un placer duradero y de índole espiritual. Precisamente por eso el epicureísmo abogará por evitar las preocupaciones y cultivar la amistad.

La negatividad del placer

De manera contraria a las anteriores escuelas los filósofos cínicos y aún más los estóicos verán en el placer como algo negativo, dado que para ellos el placer resulta ser el principal enemigo de la moral.

En el mismo sentido se pronunciarán la mayoría de doctrinas ascéticas, siendo el gnosticismo la que con mayor aversión ve todo tipo de placer material, en consecuencia incluye también el sensual como cosa negativa. Esto se debe a que las doctrinas gnósticas consideran, a imitación de Platón, al cuerpo como “prisión del alma”, pero van más allá de los postulados platónicos al considerarlo también “corruptor” o “tentador” del alma.