El irracionalismo

El pensamiento irracionalista

Ismael_Nery_Composicion_Surrealista.jpg
Composición Surrealista. United States public domain

El irracionalismo es una vía de pensamiento igual de válida que el racionalismo. No es la única propuesta de reflexión no racional, ni, tampoco, es necesariamente entendible como una forma de “antirracionalismo”.

Cualquier pensamiento que se salga del racionalismo es no racionalista, pero eso no implica que todas ellas se remitan o se puedan identificar con el irracionalismo y lo irracionalista.

Las formas no racionales de pensamiento

Así cabe distinguir diferentes formas no racionalistas de pensamiento: el arracionalismo sería aquello que se queda al margen de la razón, lo antirracional es lo contrario a la razón, lo suprarracional sería lo que está por encima de la razón o es superior a ella, lo infrarracional es equivalente a prerracional (algo en lo que aún no ha entrado la razón).

Lo irracional puede entenderse de dos formas. La primera sería como la designación genérica de las formas de pensamiento no racionales expuestas anteriormente. La segunda como equivalente de arracional o antirracional.

Esta última opción es la que han utilizado diferentes autores para referirse al irracionalismo, a veces sin diferenciar lo que es irracional de lo que es irracionalismo y en otras ocasiones usados como sinónimos.

El irracionalismo en algunos autores

Puede entenderse el irracionalismo como una tendencia general filosófica que tiene sus antecedentes en la filosofía clásica griega y romana, dónde se observa la presencia de elementos no racionales que tratan de armonizarse con los racionales pero no de suprimirse.

Pero sobre el irracionalismo se reflexiona sobre todo hacia el final de la época moderna y, sobre todo, en la contemporánea.

Para Schopenhauer el mundo es la manifestación de algo irracional o, como mínimo, no racional. De hecho, su visión pragmática de las cosas, es como adaptarse de manera eficiente en un entorno que no es racional ni necesariamente ordenado -pese a lo que pueda aparentar-.

Hartmann comparte esa idea con Schopenhauer y ambos contemplan lo “absoluto” como irracional, que para Schopenhauer es producto en última instancia de la voluntad.

En Nietzsche la idea de vitalismo e irracionalismo se conjugan. Para este autor el vitalismo es una exaltación de la vida y de lo que entiende que son los valores de ésta: intensidad, poder, fuerza, emoción, etc. Esto muchas veces lo denominará como “lo dionisíaco”.

Pero podría decirse que el irracionalismo en Nietzsche es una derivada o consecuencia del vitalismo, ambas cosas se mezclan pero lo preeminente es ese “amor a la vida y sus valores”.

La variedad del irracionalismo

La variedad de lo que puede considerarse irracionalismo ha llevado a diferentes propuestas de definición por diversos analistas. Una de ellas especialmente interesante es la de R. Müller-Freienfels, citada por Ferrater Mora:

Según R. Müller-Freienfels, el irracionalismo significa que "no solamente hay que considerar como válido el pensamiento irracional, sino asimismo todas las posibilidades cognoscitivas en su significación"( ...). Ello equivale a decir que el irracionalismo (cuando menos en lo teoría del conocimiento) no es un supuesto metafísico, sino un método, el cual permite extender el campo del conocimiento.”

La compatibilidad de usos de enfoques racionalistas e irracionalistas según lo tratado la vuelve a mencionar Ferrater Mora en su “Diccionario de Filosofía”:

“en algunos casos puede aplicarse el término “irracional” a un aspecto de la realidad y no a otro — como también pueden llamarse "irracionalistas" a ciertas doctrinas en un respecto, pero no en otro. Ejemplo de lo último lo tenemos cuando se adopta una actitud irracionalista al referirse a la existencia humana, y una actitud racionalista al referirse a la Naturaleza, o una actitud irracionalista al referirse a "lo real" y una actitud racionalista al referirse a "lo ideal", o una actitud irracionalista al referirse a "lo dado" [lo viene desde fuera] y una racionalista al referirse a “lo puesto” [lo propio del sujeto].

En ese sentido el irracionalismo y lo irracionalista no serían una pura y simple reacción romántica y emocional frente a la aparente “frialdad” de la razón, sino que en el fondo es una reflexión diferente -y no siempre necesariamente opuesta- a la racional y que conlleva también su propio método cognoscitivo que, en numerosas ocasiones viene a señalar el límite práctico e incluso el posible de lo cognitivo.